16 mayo 2007

La Ascensión de nuestro Señor

Foto de Jesús ascendiento al cielo: Rev. Miguel Torneire (16/05/07)
Texto Bíblico:
Hechos 1.1-11

"... voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y ... vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis."
(Juan 14. 2, 3).

Las repetidas apariciones de Jesús después de su muerte causaron a sus seguidores tal gozo que deben haber deseado que las visitas continuaran indefinidamente. Pero a los 40 días después de su resurrección, habiendo dado a sus discípulos instrucciones finales, Jesús ascendió lentamente y una nube lo ocultó de la vista de ellos.

Jesús pudo haberse desvanecido instantáneamente, como lo había hecho en ocasiones previas. Pero esta vez optó por ascender visiblemente para dejar grabado en la mente de sus seguidores que aquel era el final de sus visitas. Su presencia corporal sería reemplazada en poco tiempo por algo aun mejor. La ascensión de Jesús marcó el comienzo de una nueva era.

En su cuerpo humano glorificado, el Señor Jesús ascendió, entró a los cielos, se sentó a la diestra de Dios, envió al Espíritu Santo (Juan 14.16-18; Hechos 2.33), comenzó su ministerio de intercesión por nosotros (Romanos 8.34; Hebreos 7.25), y ahora permea todo el universo con su presencia espiritual y su poder (Efesios 1.15-23; 4.10).

Un escrito antiguo dice que Jesús ascendió corporalmente a los cielos para “asegurar nuestra entrada y preparar nuestra morada”. Eso es verdad. Pero también es cierto que como Dios, siempre está espiritualmente presente con nosotros y lo estará “hasta el fin del mundo” (Mateo 28.20). ¡Qué Salvador tan maravilloso tenemos!

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